IX

La región horizontal y inextensa del valor se define según dimensiones variables de incorporalidad, creación, carga pulsional, pluralidad  y vectorización. Es incorpóreo porque el pensamiento establece el mapa de su distribución, la idea que recubre lo real sin saturarlo; es obra porque es creado y no puede ser sino creado, extraído como un metal precioso de la ganga; está afectado y es (un) afecto porque, al no ser un juicio ni una proposición, carga los objetos que pone a medida que progresa su actividad de estima; es plural a causa de la eficacia que reside en su carácter múltiple, y es de naturaleza vectorial debido a que a pesar de ser singular e inintercambiable siempre está orientado hacia (el) otro, conmina la aparición del otro. Una pieza musical con todo el abanico abierto de composición, interpretación y escucha sería un ejemplo perfecto. Desde esta perspectiva resulta innecesario, aparte de condenado al fracaso, preguntar por las cosas que tienen valor o intentar establecer un método para saber qué vale la pena. Desde el momento en que se separa la valía del objeto, se le priva de toda eficacia y poder, y pasa a ser considerado como algo exterior y anterior a lo valorado, al servicio de la validación oportuna. El resultado es que si no se conoce la escala de validez, de derecho, antes de conocer de hecho, nunca será posible confirmar la vigencia, la firmeza de lo estimado. Además, esta desproporción introduce el ciclo típico del nihilismo que lleva a la búsqueda infinita del valor, del rango asignado al rango del rango en el escalafón, y convierte a cada posición en un nuevo valorado de otro valorante. Cuanto más se afianza la permanencia de lo valedero, más se desintegra el valedor, el valor y lo válido.

VIII

Todo valor increado es un falso valor, inerte, espúreo y sin vigor, no responde a ninguna necesidad ni a ninguna singularidad individual, no ha sido pensado ni sentido, se asemeja a una situación de hecho que hace valer como único derecho su presencia. El problema del valor planteado en términos de rango jerárquico, grado en la escala de mando o posición dominante conduce por necesidad al dogmatismo o al relativismo como formas de nihilismo intercambiable. Las valoraciones no son atributos de las cosas, algo que pueda medirse de acuerdo con patrones preestablecidos de lo que ES y, por tanto, DEBE SER. No pertenecen al campo de las soluciones sino al de los problemas y sólo se mesuran en la puesta en cuestión de lo que es según la medida de representación dictada en cada caso. Si se pretende que el valor sea, inmediatamente pierde todo (el) valor, se desmorona cada vez que se representa y se reconoce, ya que por definición no puede ser. La voz dogmática exigirá uno y no otro, mejor este que aquel; la apreciación relativa, ajena al proceso, preferirá este mismo porque no es mejor que otro. Siempre hay donde elegir cuando la creación se mantiene aparte. Las dos figuras contemplan el sentido como un hecho exterior, una realidad dada previa; la elección en el mercado de valores está a la espera de que se produzca el fallo del tribunal, la obligada decisión arbitraria.

VII

La fiabilidad del lenguaje es muy limitada, genera una desconfianza legítima y necesita de todas las precauciones posibles como si se atravesará un terreno lleno de trampas; a la vez medio obligado y obstáculo para el pensamiento, la transparencia y la lógica no son unas de sus cualidades. Extraños caprichos y variaciones al azar adquieren con el paso el tiempo el carácter de ley, se presentan como hechos evidentes. El humor del absurdo llena páginas enteras de libros y es tema de conversación hasta extremos inusitados. En algún momento de la historia moderna de la horticultura se consideró apropiado, alguien tuvo la brillante idea, de clasificar a los tomates como "indeterminados", cuando crecen verticalmente a lo largo de un único tallo principal, y "determinados", cuando forman matas. Es difícil saber si esta denominación esconde una valoración moral, en favor del orden y en contra del desorden, o refleja una mayor tasa de productividad de la cosecha. En todo caso, establecida la categoría, será evidente y palpable a los ojos y la mente de quien la utilice en su quehacer diario.